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PEC 1: Escribir antes de leer

Mi concepción de la lengua, si considero lo primero que se me viene a la mente, es que es una herramienta útil, vital, para toda la humanidad. El lenguaje nos permite tener mayor facilidad para llevar a cabo la comunicación entre individuos. Aunque los seres humanos disponemos de diversos métodos para llevar a cabo la comunicación, así como señales gestuales o simples sonidos, el lenguaje nos brinda una comunicación mucho más completa. Sin él, nos veríamos muy limitados para realizar tareas que la comunicación gestual, por ejemplo, no nos permite. Si profundizo con una visión más subjetiva, percibo la lengua como un arte que nos permite que la moldeemos a nuestro gusto para expresar sentimientos o situaciones complejas.

Lo que más intrigante me parece sobre la lengua es su origen. ¿Cómo el ser humano llegó a atribuir tantas combinaciones de sonidos a cosas, ya sean reales o ficticias? Es evidente que todo empezó con conceptos básicos: palabras como «fuego», «piedra», «comida», entre otras, resultaban vitales para expresar las necesidades primordiales de los primeros humanos. Sin embargo, a medida que se establecía un repertorio base de palabras, surgían tradiciones, mitos, leyendas y conceptos abstractos a los que denominar, todos ellos arraigados a una cultura. De alguna manera, las sociedades que habían construido sus historias y tradiciones lograban dar forma a sus sonidos para crear palabras que fuesen reconocibles para todos. No obstante, otro hecho intrigante es cómo, en distintas partes del mundo, surgieron diferentes sonidos para designar el mismo concepto básico, que estaría presente en todas partes. La diversidad de fonemas, característicos de cada región, da forma a la identidad de su sociedad y su historia.

Por tanto, para mí, el lenguaje representa la esencia de cada cultura. Aunque varíen de un país a otro, todas comparten términos que se relacionan entre sí o tienen el mismo significado, lo cual promueve la unidad frente a las diferencias.


Después de haber leído los textos propuestos, mis ideas se han reafirmado, así como expandido. Gracias a «Las lenguas del mundo» de Casado Fresnillo y Gutiérrez Rodríguez, aprendo que existen más de 6.000 lenguas vivas en el mundo, las cuales se pueden clasificar según la genética, tipología y geografía. Tipológicamente, se clasifican según la riqueza de su morfología. Uniendo este conocimiento con Tusón en «Los prejuicios culturales», una lengua no es «mejor» o está más evolucionada que otra por ese motivo, ya que una sociedad únicamente necesita palabras para aquello que conoce, aquello que yo he denominado como «conceptos básicos». Con el paso del tiempo, surgen historias y conceptos abstractos más allá de lo necesario, teniendo que inventar palabras o tomarlas prestadas de otras sociedades. Por tanto, lengua y cultura crecen de la mano, retroalimentándose.

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